Enviado a la página web de Redes Cristianas
Introducción:
Veinte siglos más tarde del episodio de la condena y crucifixión de Cristo, es muy fácil observar la falta de lucidez de la gente que, agolpada en el atrio del palacio de Poncio Pilatos, gritaba, convencida: “¡Crucifícalo!”. No había ninguna duda de que el malhechor era Jesús, y Barrabás, alguien merecedor de la libertad. ¿O no?
Es más, estamos seguros de que se trataba de chusma inculta e iletrada, y sabemos que nosotros no hubiésemos participado de tal linchamiento popular. Incluso, si en ese tiempo se pudiese apretar un botoncito y ver todos los datos, fuentes y argumentos del proceso a Jesús, con mucha más razón no nos hubiésemos dejado llevar por la histeria de tal chusma…
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